miércoles, 17 de junio de 2009

CONSIDERACIONES GENERALES A CERCA DEL NIÑO CON SINDROME DE DOWN.
En la historia sobre el Síndrome Down podemos constatar que, a medida que se ha ido profundizando en este síndrome, ha ido desechándose la idea del niño mongólico como el niño “idiota”, portador de estigmas, separado de la sociedad y sin capacidad para aprender, pasando a considerarse a la persona con síndrome de Down como aquel individuo con una configuración cognitiva diferente y característica que, con una educación adecuada, podrá convertirse en un ser autónomo.
En realidad la línea de pensamiento seguida por Melero (1983), nos gusta y nos convence en gran parte, aunque no sin detectar por ello una serie de lagunas. Ellos ven a estas personas como otro tipo de seres humanos, con una constitución física y mental característicamente diferenciada, que los distingue de los demás niños que llamamos “normales”.
Lo importante es tener en cuenta que todo niño, con síndrome de Down o sin él, es una persona individual, cuyo desarrollo de su personalidad y de su ser físico y mental, dependerá de los factores genéticos hereditarios y de las influencias culturales y ambientales que, unidas, distinguen a toda persona de cualquier otra.

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